Ayer sábado acudí a grabar el último programa

de radio de esta temporada, ahora haremos un pequeño descanso hasta Septiembre. Tuve la oportunidad de estar grabando todo el programa con una buena amiga Lara durante casi una hora, aparte de leer algunos textos mantuvimos una conversación muy distendida como si nos encontráramos en nuestra casa hablando de libros y los problemas que ha todos nos preocupan como la educación, el paro, el aborto…
Después hablamos de libros, uno de mis favoritos es “la carretera” libro que leí en un día y siempre que tengo oportunidad no dejo de sugerir su lectura. A las dos nos gustan mucho el tema policiaco y el misterio, Al acabar la grabación nos fuimos a desayunar, Lara es una magnifica escritora, pero nunca ha querido publicar, escribe porque le gusta y disfruta con ello.
Después de tres horas de desayuno y antes de despedirnos me regalo Las obras completas de “Agatha Christie” publicadas en el año 1987 y el libro de grandes maestros del crimen y misterio de ¨Edgar Allan Poe¨ publicado en 1984. A lo que le estoy muy agradecida. Os dejo un escrito de mi amiga Lara Pi.
EL DERECHO A LA VIDA
Derecho a vivir, derecho a morir.
Pueblos de ultra tierra ¡qué lejos quedan!
Están ahí, están mucho más cerca.
El sol los abrasa, pueblos de palos y paja
olas de cortante aire seco funden la piel
de sus gentes
imprimiendo profundas grietas en pies,
manos y frente.
Caricia por caricia, abrazo por abrazo.
Embriagados de luna, por techo las estrellas.
Entrelazados dos cuerpos escuálidos encelados.
Entre las dunas los murmullos de sexo
apaciguan el gruñido de las vacías tripas
Contacto instintivo, amor sin esperanza.
Caricia por caricia, abrazo por abrazo.
Árida semilla alcanzó su desnutrido vientre.
Los senos pingajos secos, las entrañas
lívidas de dolor.
Parir entre dunas y paja
¿Qué abrazar, qué besar?
Se reflejan las sombras vanas
en la consciencia declinante inculta.
La conciencia sangrante mana.
¿Por qué no se perdió el nonato?
Caricia por caricia amor por amor,
gemidos imperceptibles salen de
la cuna de su esquelético regazo.
En su mirada perdida, pupilas endurecidas.
Qué triste visión flagela su alma.
Y en sus pensamientos limitados
que terrible destino, nacer para sufrir
Nacer para desesperadamente morir.
Lara Pi