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domingo, 1 de julio de 2012

El espejo

Le sucedía de vez en cuando, desde niña, quizás a causa de su timidez, le daba vergüenza sentirse observada, responder delante de la clase mientras los demás niños sonreían al advertir su tartamudeo. Los nervios le hacían perder los puntos de narración que daban sentido a la vida y hacían la existencia lógica, positiva y comprensible. Le recordaba a menudo el vértigo que se siente en las alturas. Pero esta vez no lograba superar la atracción del abismo y la ofuscación se hacía presente; una sensación de angustia breve que sacudía con energía todo su ser demandando esperanza.

Era un fugaz vacío que usurpaba su alma y los deseos de querer parecerse a la joven del espejo: segura, elegante y provista de una gran cultura. Ella: nunca sería así, el significado de su existencia era mediocre... Ansiaba escribir, recitar a sus poetas. Con el tiempo descubrió que la mujer del espejo siempre la miraba impasible. Cuando las primeras arrugas aparecieron, ocurrió algo inesperado. Un amigo le hablo de unos encuentro donde varias personas con inquietudes hablaban de libros, le costó mucho acudir a la primera reunión, sentada y casi sin respirar por el miedo a que le preguntaran o tuviera que escribir, no dijo nada en todo el tiempo.

Pasaron días, meses,… Poco a poco aprendió a juntar estrofas, mientras su alma sentía la necesidad de alimentarse de historias. Aprendió a escribir, a corregir sus faltas, a leer, a recitar y controlar sus miedos.
A base de sacrificio, pudo recobrar su razón de ser y auténtico valor. La vida empezó de nuevo dándole una segunda oportunidad. Hoy después de unos años, es una escritora con futuro, con una carrera prometedora, llena de aventuras solitarias, de objetivos que llevar a cabo, de metas a conseguir, de trabajos a realizar.

No sabía distinguir si era un segundo de lucidez o un momento de locura lo que cambio su vida. Pero no alteró su carácter ni su manera de pensar, ni sus valores al hablar de la amistad, ni la dirección de su existencia, ya que siempre ve reflejada en el espejo del alma aquella joven que decidió cambiar su destino y creer en sus sueños.

Besitos de caramelo,
Tessa

2 comentarios:

Eliane dijo...

Precioso relato!
Besotes

Chary Serrano dijo...

Hacía tiempo que no pasaba por aquí, no llego a todo lo que quisiera,pero siempre que vengo disfruto de lo que escribes.
Besos