¡Ah
chiquillaa que suspense tengo en el cuerpo! Después de leer el relato del tío
que nos vende las verduras, es que hoy sin querer pase por delante el huerto. Sentado
estaba toó apenao en una piedra, la cabeza cabizbaja entre las manos, el papel
arrugado de tanto manoséalo, de la frente le caía un sudor algo oscuro y digo yo ¿será por el calor del sol? Ese
colorcillo marroncillo tirando a chocolate con algunos churretes de fondo.
Bueno a lo
que iba, estaba claro que pasaba por casualidad. El hombre no esperaba que yo
pasara por el huerto y no es que me pille de paso. La mañana estaba muy
acalorada y pensé voy, eso después de andar sin rumbo planeado, voy a ver si me
traigo una docena de huevos, pa la cena porque ¿cómo vas a comparar un huevo
recién puesto a uno del súper?
Me metí en
el camino, paseando a paso ligero con mi chándal del domingo, las zapatillas de
deportes y mi móvil en el cuello atado con un cordel, eso sí de marca del todo
a un euro. En cuando lo vi, me acerque despacio, muy puesta yo, unos gemidos
contuvieron mis pasos. El pobre estaba desecho de pena ante la noticia ya que
el ayuntamiento le informaba del paso del ave. Y él muy apenado repetía:
— Válgame
dios, si con lo que me queda no puedo alimentar a mis bichos como se les ocurre
que un ave pase por mis tierras. Aunque no tengo claro si todos los días o días
alternos— me dijo mientras observaba el
cielo.
PD: Esta
escrito en clave de humor, no pretendo ofender a nadie con este dialecto.
Besitos de
caramelo
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