Aquella mañana prometía vivir
experiencias de ensueños, se echó a reír.
Recordó la última canción, su
primer beso y rompió a llorar.
Resguardó en una cajita sus
pequeñas lágrimas y se puso a leer.
En medio del recuerdo, sus ojos
soñadores entonaron un verso y empezó a escribir.
La campanilla de la puerta alegre
anunció su llegada y comenzó a saltar.
Besitos de caramelo
1 comentario:
Diferentes estados de ánimo inspiran buenas letras. Abrazos
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