El aroma del café
impregnaba la habitación,
tu mirada describía dolor,
el sigilo se apoderó de la suave brisa del amor.
Mi sonrisa dormida,
las ventadas entonadas,
apretando con fuerza mi mano
quedando un amargo
futuro sin amanecer.
Sueños sin renacer,
los sentidos se esfuman,
las ilusiones se desvanecen.
Todo quedó en silencio
donde un último
te quiero
me arrebató el alma.
Besitos de caramelo,
Tessa Mas
3 comentarios:
Hermoso poema!!!!
El aroma del café siempre reanima mi alma al amanecer... Espero que también el tuyo, Tessa... Saludos
Un aromático poema con mucho sabor.
Saludos!
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