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sábado, 16 de marzo de 2013

Boletín cultural - Febrero

Buenos días:
Tercera colaboración con el boletín cultural de la escritora y poeta, Tessa Barlo. En esta ocasión publique un relato casi navideño de las prisas al seleccionar regalos, cuando es tiempo es limitado y los precios son carissimos. El relato que está en la revista os lo dejo escrito debajo del boletín cultural. 
PRISAS 

Eran las siete de la tarde y yo sin idea de que comprar de regalos navideños, así pues después de dar una vuelta por la galería comercial la cual me parecía cada vez mas súper estresada, tenía la sensación de que siempre pasaba por los mismos sitios, me imaginó que a causa de los nervios y como no, de las prisas que siempre me acompañan... Me volví a mirar el gran reloj del centro comercial, eran casi las ocho y media. Decidí entran en una de las perfumerías, total tres cajas de colonias serán perfectas.-Pensé-. 
Corrí hacia la primera caja que vi abierta, pero tuve la mala suerte que la señora que hacía cola al lado de esta caja y sin mediar palabra se me coló, acto seguido empezó a sacar cajas todas de formas y colores de pequeñas pastillas de jabón, exigiendo una bolsita para cada una con su correspondiente lacito, y su pegatina de felices fiestas. Mientras la dependienta iba envolviendo los regalos con una sonrisa de resignación, yo me comía las uñas mirándola de reojo, sin dejar de preguntarme ¿Por qué a mí? 
Por fin la señora y su bolsa desparecieron, después de pagar mis tres cajas de colonias, que por supuesto no deje que me las envolvieran por lo tarde que era, salí corriendo a la parada del autobús, cuál fue mi sorpresa al encontrarme a la misma mujer que hablaba a gritos explicando para quien era las dichosas bolsitas de jabones. Al llegar al autobús ella se abrió paso para subir la primera, dio tal impulso que al subir el primer peldaño las pastillas de jabón rodaron por el suelo con tanta mala suerte que la señora debido a su gran tamaño se desequilibro con tal fatalidad que se aparto para no pisarlas, se desplomó encima de mí. Me levanté esperando una disculpa, pero ella estaba muy contrariada y solo le preocupaban sus dichosas pastillas de jabón.

Besitos de caramelo

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